Andariega

(Seraf) Alpujarra

"Andar es abandonarse a un sencillo vaivén, respirar y dejarse llevar" (Manolo García)




lunes, 10 de diciembre de 2012

El extraño viaje


 
El extraño viaje da nombre al blog del escritor Ovidio Parades. Lo he descubierto hace poquito, pero no tiene desperdicio. Es una joyita que añade un poco de luz, cordura y sensibilidad a mi vida. De alguna manera, consigue tocar mis fibras. Y eso lo agradezco tanto como lo necesito.
 
Hoy os voy a regalar una de esas joyitas de las que he hablado. En especial para dos personas: Una que cumple años hoy, y me acompaña en el viaje; y otra, a la que le gustan los Lunes. Disfrutadlo.




 
Resistir, después de todo  (De Ovidio Parades)

Es un lunes, cualquier lunes, pero podría ser un día cualquiera de un otoño que se enreda definitivamente ya en el invierno. La barrita de incienso que hace rato has encendido se está consumiendo casi por completo, pero su olor aún se esparce por la habitación. No te percatas demasiado en la música que suena desde Radio Clásica: está ahí, como casi siempre, acompañando lecturas o escritos. O momentos en los que no hay lecturas ni escritos. Sólo instantes en los que, abandonados el libro o el lápiz, te detienes a pensar. O a contemplar algo. Como ahora mismo. Sí, ahora mismo. Miras la lluvia. Al otro lado de la ventana, la lluvia que cae con fuerza, retumbando en el suelo, golpeando los cristales. Miras la lluvia y, de pronto, no piensas en nada. Es una sensación curiosa. Como si te disolvieses en ese paisaje. Todos los estados de ánimo, todos, altos y bajos, se quedan atrás. La mirada sólo se concentra en eso, en las gruesas gotas que, entremezcladas, conforman una extraña danza. Guarecerse de la lluvia, piensas en esa frase. ¿Acaso no sea la lluvia un refugio en sí mismo? Hay cosas que dan más miedo, mucho más miedo que la lluvia. De repente, vienen algunas de esas cosas a la cabeza y tu pensamiento las aparta con la violencia de un manotazo. Pensar que hoy es lunes, que el otoño ya está enredado en el invierno, y de la continuidad del viaje, por espinoso que sea, ya hablaremos cuando se presente. De momento, estamos aquí, al otro lado de la lluvia, contemplándola. Es un momento sosegado. Uno de esos momentos a los que hay que agarrarse y no dejar escapar. Sigues contemplando la lluvia y, deshaciendo el blanco en el que estaba sumida la mente por unos instantes, empiezas a recordar algunos de los poemas que acabas de leer. Apenas un puñado de poemas que reflejan todas las cosas del mundo. Buena parte de ellas al menos, aquellas que más nos importan. Las que van dejando huella. Dejas de mirar la lluvia y coges de nuevo el libro, "El síndrome de Kalashnikov", de Natalia Menéndez. Uno de esos libros, intuyes, que pronto empezará a estar manoseado de tanto recurrir a él. Lees en voz alta, ahora sí. Lees para que te escuche quien te acompaña en el viaje. Y escucha. "Arañar con los ojos en blanco,/ remover la tierra,/ despegar de la piel los granos de arena/ que ya no nos pesan,/ saltar el foso y/ amortiguar la caída con copas y abrazos./ Resistir, después de todo". No sobra ni una palabra, ni se necesitan más. No sólo en este poema: también en el resto del libro. Despojada de todo artificio, esa voz, la de Natalia Menéndez, se ha presentado esta tarde en la casa, entre la resaca feliz de estos últimos días y alguna que otra decepción (es inevitable). Y de repente, esa voz poderosa lo ha llenado todo y le ha dado sentido al sinsentido de los lunes. (Al sinsentido en el que a ratos, sea lunes o cualquier otro día, se convierte todo esto: lo raro que sigue siendo vivir). Como la voz que escucha, que me está escuchando de nuevo, le da sentido al viaje. "Si tuviera que salvar algo del invierno,/ nos salvaría a los dos por estrechos pasillos,/ la ciudad gris y sus parques,/ aquel bar abierto de madrugada,/ el frío industrial y los poemas a medio escribir,/ bajo una luna afilada en cualquier parte". Sigue lloviendo, sí, y no sé si la lluvia querrá o no protegernos de tantas cosas (ni me importa demasiado, para qué engañarnos). Mientras tanto, lo hacen las palabras (palabras que perdurarán en el tiempo y que recomiendo con fervor no perderse) de Natalia Menéndez. Su sencilla y honda manera de dejar rastro.

 
Del blog El extraño viaje de Ovidio Parades 

7 comentarios:

  1. Cercano el final en esta estación de nuestro viaje, reconozco esa imagen, esa fotografía fiel de uno de tus momentos de soledad compartida... esteparia y tomo nota. :)

    ResponderEliminar
  2. Cuando escuchas...ledas sentido al viaje. Gracias.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias por compartir mi blog y por tus comentarios: aquí y en el mío propio. No creo que pueda ir a ningún sitio a presentar mi libro, porque la editorial para la que publico es muy pequeña y no dispone de presupuesto. Por otro lado, como habrás leído en mi blog, termino el mes que viene mi prestación del Inem y aquí no llama nadie para ningún trabajo. Es lo que hay, tristemente. Seguidores como tú me ayudan en estos momentos tan difíciles por los que estamos pasando. Por eso te doy una vez más las gracias. Un abrazo enorme.

    ResponderEliminar
  4. Cielos!!! se me acumula el trabajo...

    ResponderEliminar
  5. Es una verdadera lástima ver y escuchar cada día los estragos que está produciendo esta larga y profunda crisis sobre los ciudadanos en general, y sobre la cultura en particular. Me produce una tristeza que no sé explicar. El arte, la literatura, la fotografía, el cine....son bálsmos para el alma. Nos cura a la vez que nos hace crecer. Nos hace más nobles, nos eleva el espíritu, y a la postre nos hace mejores personas.
    A pesar de que tu editorial sea pequeñita y no puedas ir de ciudad en ciudad presentando tu libro, creo que éste se va a vender como no podías ni imaginar. Sé que va a ser un éxito, y te puedo asegurar que en Málaga se van a vender unos cuantos ejemplares.
    Gracias por atender a mi pregunta, y mucho ánimo para seguir con ese optimismo tan necesario,(resistir, depués de todo). Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Hola,

    Acabo de ver el mensaje que has dejado en mi blog. Lo siento mucho, no depende de mí. Ya sabes que publico en una editorial pequeña, Trabe, y se hace más difícil la distribución. El caso es que en cualquier librería que trabaje con la distribuidora Latorre Literaria te lo pueden pedir sin problema. Si no, llamando a la editorial (985 208 206) y ellos te lo pueden enviar sin problema. Siento mucho las dificultades. Un abrazo.

    ResponderEliminar