¡Por fin llegaste! Desátate las cintas y abre los broches de tu túnica. Despójate hasta las sandalias, los cordones e incluso la banda que oprime tus senos.
Quítate el negro de las pestañas y el rojo de los labios. Lava el blanco de tus hombros y alísate los cabellos en el agua.
Porque quiero tenerte completamente pura, tal como naciste sobre el lecho, a los pies de tu madre fecunda y ante tu victorioso padre.
Tan casta que el roce de mi mano te ruborice hasta los labios y que una palabra mía susurrada en tu oído trastorne tus ojos arremolinados.
Las canciones de Bilitis. Pierre Louÿs
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