Me gusta más el día después. Sí, ese en el que parece que casi todo está permitido. Levantarse tarde, leer en la cama, comer a deshora..... Ese que transcurre a un ritmo distinto, y que invita a estar de forma más relajada, sin corsé.
El atracón familiar me deja exhausta, y el día después es como mi "sal de fruta". Me hace sentir más ligera, o tal vez liberada. A cámara lenta, vuelvo a ser yo.
Para mi, que nunca me ha gustado el ritual de la Navidad, sin duda el mejor día es el día después.
¡Feliz día después!
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