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Seraf |
Tras su muerte en 1922, su viuda, Clotilde García del Castillo, cedió el edificio al Estado español con propósito de que se estableciera un museo dedicado a Joaquín Sorolla, el cual se inauguró en 1932.
Un museo intimista, cercano no sólo al artista, sino a la persona y su vida. Además de gran parte de su legado artístico, se exponen algunos manuscritos de la correspondencia privada entre el pintor y su esposa, que rezuman ternura, y de los que se desprende un enamoramiento que no pasa inadvertido para todo aquel que se detenga a contemplar su obra.
Para mi, un imprescindible de la visita a Madrid
Coincido: una visita muy placentera.
ResponderEliminarBesote